Mi Llamado a Servir a los Mas Necesitados

Por Silvia Muñoz.

Nuestro editor me preguntó un día como había surgido mi compromiso con los mas necesitados, pregunta que me llevó a una reflexión personal del por qué hago lo que hago. Siempre he sentido gran sensibilidad ante la persona necesitada o excluida. No se de donde me viene esa inclinación, quizás por encontrarme excluida de muchos círculos cuando aún muy joven me divorcié.  O quizás por el ejemplo de mis padres que siempre estuvieron muy comprometidos con la Iglesia y sus distintos ministerios. Ellos me enseñaron el servicio, la caridad. Pero creo que lo que más me abrió los ojos fueron los cursos que tome en el SEPI (South East Pastoral Institute) para sacar mi maestría en Ministerio Pastoral, especialmente el curso del Padre Ricardo Antoncich, SJ sobre la Doctrina Social de la Iglesia, un curso fascinante que captó mi imaginación y me impulsó a un compromiso mayor con los mas necesitados. En el SEPI aprendí que no solo tenia que practicar la caridad si no también la justicia social. Pero, ¿cómo llegué al Instituto Jesuita Pedro Arrupe?

El Departamento de Acción Social del Instituto Pedro Arrupe empezó a finales del 2014 cuando Tony Sowers, director fundador del IJPA, me invitó a ser parte de éste al enterarse que me había jubilado. ¿Por qué pensó en mi? No lo sé, quizás porque me conocía de mis tiempos estudiando en el SEPI y mi compromiso de servir al más necesitado. En sus inicios solo atendíamos a personas que venían al Centro de Espiritualidad Ignaciana buscando algún tipo de ayuda, muchos siendo referidos por el P. Marcelino García, SJ o el P. Pedro González Llorente, SJ. Nuestros fondos eran mínimos, así que la ayuda que podíamos proporcionar era referir a estas personas a otras organizaciones de la comunidad, tanto civiles como religiosas, que pudieran solucionarles los problemas. Se recopiló un pequeño manual con información sobre las distintas organizaciones y los servicios que brindaban. Las personas venían primeramente buscando trabajo y se les ponían en contacto con las agencias pertinentes. Algunos casos de ayuda psicológicas fueron referidos a profesionales que cobraban menos por sus servicios. Trabajamos muy en contacto con la Sociedad de San Vicente de Paúl, que fue una gran ayuda para las familias que necesitaban asistencia con pagos de renta o alimentos. 

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A finales del 2016, nuestro Director Espiritual, el P. Emilio Travieso SJ, nos retó a que saliéramos a ayudar a las personas más necesitadas y/o las más atacadas en esos momentos y se decidió ayudar a los Dreamers o Soñadores, aquellos muchachos que llegaron de niños con sus padres a este país sin tener papeles y que estaban en peligro de perder su categoría de DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals) en español Acción Diferida para los Llegados en la Infancia.  Hasta ese momento yo personalmente no tenía ningún contacto con muchachos DACA, es mas, conocía solo a un puñado de personas indocumentadas que habían venido a nosotros buscando ayuda, pero ninguno era DACA. Ya Tony tenía contacto con un grupo de mujeres, las Dreamer’s Moms, y por ese medio tratamos de ver como ayudar.  Los Dreamers resultaron ser un grupo un poco difícil de contactar. Como jóvenes, se mueven entre las redes sociales y a alguien de afuera le es difícil entrar en su círculo. Este esfuerzo nos puso en contacto con mucha gente y organizaciones que ayudan a los inmigrantes indocumentados y poco a poco fuimos haciendo contactos y formando lazos de amistad que siguen hasta este momento. Conocí a mujeres increíblemente valientes; a familias enteras que viven entre nosotros, que han venido a este país por distintas razones, pero a las que se les ha sido imposible acogerse a algún tipo de visa para formalizar su estado migratorio. Muchos, aun indocumentados, tienen negocios propios y sacan a sus familias adelante rezando que no los descubra “la migra” y para que algún día se les de la oportunidad de formalizar su situación. Me di cuenta de que yo, como cubana que fue acogida por este país si ningún problema en los años 60, no era distinta a ellos. Simplemente el ser cubana me había dado un privilegio que ellos no tenían. He conocido a personas de Bolivia, Argentina, Perú, Uruguay, Venezuela, Haití, México, Honduras, El Salvador, y muchos más. Personas trabajadoras que contribuyen con su comunidad y participan en nuestras iglesias sin que muchos sepan la realidad que esconden.

Mientras más nos comprometíamos con las necesidades de los inmigrantes, más necesidad tenía de aprender, conocer más, estudiar la realidad que no es necesariamente las que nos presentan las noticias. Fuimos con United We Dream, grupo Pro Dreamers, dos veces a Washington DC a abogar por ellos, para que el congreso pasara, el Dream Act (aún no se ha pasado a pesar de tener apoyo de la mayoría de los ciudadanos americanos) 1

 1 El Dream and Promise Act de 2021 que pasó en la Cámara de Representantes el 3 de marzo de 2021 con apoyo de ambos partidos, da protección en contra de la deportación a las personas con DACA, TPS (Temporary Protection Status), y DED (Deferred Enforced Departure) con ciertas condiciones. Aún no ha pasado en el Senado.

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Hemos testificado frente los comisionados del Condado Miami-Dade a favor de “Condado Santuario”, y dos veces hemos servido en albergues en la frontera con México. Acción Social ayuda también a Americans for Immigrant  Justice  (AIJustice), realizando las entrevistas a los inmigrantes interesados en sus servicios, otra obra que ha sido muy enriquecedora y a la vez ellos nos ayudan con los casos legales que nos llegan.

En el 2019, el padre Provincial de las Antillas de la Compañía de Jesús, a través del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), pidió al Instituto ser parte de la Red Jesuita con Migrantes, un grupo de agencias jesuitas de Centroamérica, Norteamérica y España, que colaboran en la ayuda a las personas que se ven obligadas a salir de sus países. Empezamos sin realmente saber a qué nos comprometíamos, pero ha sido enriquecedor conocer a los referentes de todas estas agencias y, aunque no tenemos el personal necesario para ofrecer más ayuda, sí hemos logrado conseguir documentos, contactar a personas detenidas y conseguir ayuda legal para algunos. 

Este año logramos coordinar una serie de charlas sobre Inmigración en la que expertos de varios países nos presentaron las distintas facetas y problemas de las migraciones. Fueron 7 charlas que nos dio un conocimiento mayor sobre esta realidad desde la historia de las migraciones y las enseñanzas de la Iglesia sobre ese tema, su aspecto legal y político, así como la realidad en la Unión Europea, en Centroamérica, en la frontera sur y en Venezuela. Estas charlas fueron grabadas y están disponibles en nuestro canal de YouTube.

La mayor frustración para mi es el poco interés que encontramos en la comunidad. La mayor parte de las personas están dispuesta a ayudar, a donar algo o quizás a cooperar con dinero. Pero a la hora de comprometerse con “actuar”, ya esas son palabras mayores y el gran reto que tenemos es el de conseguir personas que quieran unirse a nuestro pequeño grupo de 3. En estos momentos estamos tratando de tener una presencia en la zona de Homestead donde hay una población migrante muy numerosa, para ver como podemos ayudar a esa comunidad a salir adelante en este país.

Otra frustración es ver como el tema de la inmigración se ha politizado de tal manera que muchos no ven al inmigrante como una persona en necesidad de ayuda si no como un estorbo que viene a robar o a quitarme mi empleo. Se nos olvida que la mayoría de nosotros fuimos inmigrantes en este país. Se nos olvida también las palabras de Jesús: “Entonces el rey dirá a los de la derecha: Vengan, benditos de mi Padre, a recibir el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era emigrante y me recibieron…” (Mt 25:34-35). Los queremos excluir en ves de recibir, y encontramos mil razones para justificar nuestra actitud.

Hay muchas otras áreas donde el Departamento de Acción Social podríaayudar, pero por el momento estamos concentrados en el tema de los inmigrantes que es el que creemos tiene mas necesidad. Estos cinco años han sido para mi una bendición. He aprendido mucho, he conocido gente maravillosa que, sin pertenecer a ninguna iglesia, cumplen con el llamado a la misericordia, visitando detenidos en el Centro de Detención de Krome o acogiendo a un migrante en sus casas. Personas que van semana tras semanas a llevar agua e información legal a los que tienen que pasar horas esperando su turno para su “inspección” con ICE (Immigration and Customs Enforcment). Personas que están dispuestas a hablar frente a funcionarios públicos y abogar por los que no tienen voz. Personas de este país y de otros países que se unen en el mismo propósito del papa Francisco, crear puentes, no barreras.  El Papa nos pide “Acoger, Proteger, Promover, e Integrar” al inmigrante que toca nuestras puertas. ¡Ojalá que este sueño compartido, se haga realidad!

“No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo hospedaron ángeles” (Hb 13:2)

  • Silvia Muñoz, nació en Cuba.  A la edad de 14 años emigró a los EEUU donde acabó su High School en el Convent of the Sacred Heart y, años más tarde obtuvo un BS en Tecnología Médica por el C.W. Post College. Su compromiso con la Iglesia la llevó a estudiar la Maestría en Ministerio Pastoral en la Barry University, a través del South East Pastoral Institute (SEPI). Ha servido de voluntaria en distintas organizaciones entre otras Encuentros Juveniles, Misión Manos Hermanas, Americans for Immigrant Justice, y el Instituto Jesuita Pedro Arrupe, donde sirve de directora del Departamento de Acción Social. Su compromiso con los migrantes la ha llevado a servir en la frontera con México y a ser parte de la Red Jesuita con Migrantes. Silvia tiene 3 hijos y 9 nietos, su mayor orgullo.