El reino se acerca

De acuerdo con los expertos bíblicos, el “reino de Dios” es le tema central de Jesús. Es un tema que no tiene una definición precisa, es más bien una visión. Así como en el contexto judío hablar del reino evocaría la elección y liberación de Israel, y la esperanza de la tierra prometida, en el contexto cristiano se puede mirar al reino como la “nueva alianza,” o sea, la nueva llamada de Dios a una relación que eleve la vida humana a través de un nuevo sentido de comunidad, de hermandad, de ser la familia de Dios.

 

Jesús inaugura el tema con la proclamación: “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Arrepiéntanse y crean en la buena noticia.” (Marcos 1:15) Un problema clave de esta llamada es la ambigüedad en cuanto al tiempo. ¿Está ya activo el reino, o se trata de una segunda venida en el futuro? Y si se espera una segunda venida, sería “ya”, “pronto” o “quien sabe cuando”? Sabemos que San Pablo esperaba una segunda venida cercana. También nos dice la segunda carta de Pedro, escrita en el segundo siglo, que había controversia sobre esto: “¿En qué quedó la promesa de su venida? Desde que murieron nuestros padres en la fe todo sigue igual que al comienzo del mundo.” (2 Pedro 3:4)

 

Nos podemos preguntar ¿por qué Jesús no aclaró esto? Una posible respuesta es que la confusión fue adrede, para resaltar lo que el teólogo Oscar Cullmann llama los dos aspectos del reino, el “ya” y el “todavía”.

 

Jesúsinaugura el reino con sus acciones: “los ciegos recobran la vista, los cojos caminan, los leprosos quedan limpios,los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres reciben la nueva noticia.” (Mateo 11:5) O sea, ya ha empezado el reino y estamos llamados a completarlo en lo más posible, buscando la justicia y la hermandad. No todos podemos hacer milagros, pero hay muchos cirujanos curando ciegos, y todos podemos llevar la buena noticia a los pobres. Pero hay un aspecto del reino que nunca se completará en esta vida. Otro teólogo, Jurgen Moltmann nos dice que el “todavía”del reino es un desafío a nunca aceptar los valores de este mundo, sino que hay que seguir siempre esperando algo mejor. La tensión entre estos dos aspectos animan al cristiano a trabajar en el mundo con el entusiasmo del “ya”, pero sin aceptar sus valores sin la crítica del “todavía”.

 

A principios del siglo veinte hubo en los Estados Unidos un movimiento protestante que se le llamó el Evangelio Social. Este movimiento fue paralelo a las Encíclicas Sociales Católicas, pero más aplicado a la realidades de este país. Uno de sus principales exponentes, Walter Rauschenbusch, nos dice: “El Reino de Dios no se trata sólo de las almas inmortales, sino también de los cuerpos, los hogares, la limpieza, y todos los que sirven en estas labores son ministros de Dios… Cuando tratan de mejorar su contribución a la humanidad, avanzan hacia el Reino de Dios.”

 

El teólogo y científico jesuita Pierre Teilhard de Chardin, S.J. ha escrito mucho sobre este tema, relacionándolo con la visión de San Pablo sobre la continuación de la Encarnación: “La labor industrial, estética, científica y moral del mundo entero sirve para completar físicamente el Cuerpo de Cristo, cuya caridad anima y re-crea todas las cosas. El sueño y el ideal de todos mis esfuerzos es el reino de Dios para cuya realización todos tenemos que trabajar. Tu Cuerpo, Jesús, es el lazo que une todo este esfuerzo, en el cual puedo amar a aquel que se completa.”

Por Alfredo Romagosa

Director de Educación del Instituto Jesuita Pedro Arrupe de Justicia Social. También enseña en el programa de Ministerios Laicos de la Arquidiócesis de Miami y es consutor de ingeniería.  Tiene títulos de Ingeniería Eléctrica de Marquette Univeristy, Maestría en Ciencias de la Universidad de Miami, y Maestría en Estudios Religiosos de Barry University.

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